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miércoles, 22 de febrero de 2012

Hilda Lizarazu, en el living de Palermo


Ver a una artista como Hilda Lizarazu lleva a uno a replantearse muchas cosas: un rápido camino introspectivo que comienza con algunas preguntas, ¿Cómo es que nunca escuché esto antes? ¿Cómo es que la primera vez que escucho en vivo esta avalancha de calidad sea recién a los 30?
El marco ayuda para que uno se deje llevar por estas preguntas.
El ciclo "El living de Palermo" con shows los jueves a las 21 horas en la sala Siranush del centro armenio, tiene muchos artistas de renombre, y la ambientación que se ha hecho de la sala en un formato de bar, lo invita a uno a ponerse cómodo para disfrutar de un buen momento.
Y así como me pasó con Hilda Lizarazu, me debe de pasar con tantos otros músicos que uno injustamente ignora. !Si tendría que haber un ejercito de adolescentes queriendo tocar y hacer música al escuchar esto!
Hay algo que puede verse sobrevolar en las redes sociales, y es el nivel de conservadurismo en los públicos y como muchos artistas quedan enquistados en un sector de fanáticos, y, por la escasa difusión, quedan a perpetuidad tocando para un núcleo duro. ¿Dónde están las radios donde suena esta música?¿Puede internet ayudar a difundir música realmente si todo lo que escuchamos se encripta en cosas similares a los gustos ya desarrollados?

Volviendo al espectáculo, ya con mi bebida en mano, Lizarazu y banda (ella con un vestido que recalará, fue elegido para la ocasión), salen al escenario y desde un principio me siento culpable de no haber escuchado esto antes. La banda no sólo suena muy bien, si no que “la rockea”.
Clásicos como “Sola en los bares”,”Extraño ser” y “Caracoles” fueron de la partida al igual que otros como “Tan virtual”, una lanza de crudeza electro pop con dejos ochentosos que no tiene que faltar en tu IPOD.
Futuro Perfecto (2010), su último trabajo
Quizás todo esto parezca algo exagerado pero encontrarse así sorprendido, ante mi escasa preponderancia al entusiasmo, es todo un logro.
Tras los 17 temas que fueron de la partida voy cerrando una satisfacción por el desasne sufrido y, al mismo tiempo, desarrollando un dejo de perplejidad por no haber conocido antes la música de la ex Man Ray, más allá de aquel tema que fuera banda de sonido de Montaña Rusa “Todo Cambia”. Todo tiene su tiempo y lugar.
Sin embargo, cuando uno piensa que todo acaba y ha sido una velada perfecta, en el momento de los bises, llega la frutilla sobre la torta: Lizarazu et banda se despachan con un “Caribe sur” que enganchan en composé de medley con los clásicos de Sumo “Yo quiero mi bandera”, Soda Stereo “De música de ligera” y Patricio Rey “La bestia pop”, que atentan con mover los cimientos del teatro por el público, que comienza a pararse y convierte el lugar en un boliche.
Finalmente embate con “Buscando un símbolo de paz” de Charly García, con el que ella baja del escenario y se predispone a acompañar a un público ya definitivamente cargado de su energía, cabiendo solo preguntarse cómo te perdiste esta “grositud” por 20 años.

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