Salimos de La Isla, nos batimos el pelo y nos ajustamos la bandana para ver el show de Europe en Flores y ésta es la reseña
Se llevaron el mundo por delante desde su Suecia natal con
su tercer álbum, el multiplatino The final countdown en 1986, y luego de un
sucesor también exitoso (Out of this world de 1988), se separaron en 1992 en
medio de la fiebre grunge. Volvieron a juntarse con un perfil mucho más bajo en
2003 y se presentaron por segunda vez en Argentina ante un respetable marco de
público en el Teatro Flores
Los encargados de amenizar la velada fueron, en primer lugar
Arpeghy con su sonido de heavy clásico con buenas melodías y un gran desempeño
de su nuevo vocalista Alejandro Fernández, quien se destacó en el cover de You
give love a bad name de Bon Jovi y la balada No sé vivir. Aplausos unánimes, e inmediatamente llegó el turno de Coverheads, con su propuesta infalible de versiones de grandes éxitos
del hard rock, con el plus de tener dos voces bien diferenciadas (el ex Nativo
Carucha Podestá y el ex Diecisiete Piru Saez).
Si bien el comienzo fue algo
impreciso con Thunderstruck de AC/DC, la cosa fue mejorando con Rebel Yell de
Billy Idol y I believe in miracles de
Ramones, aunque el mal sonido los acompañó hasta el cierre de su set con Highway
to hell
Unos minutos después de la hora estipulada comienza a sonar
la intro de Riches to rag de su flamante disco Bag of bones y el
quinteto sueco sale a comerse el escenario de la mano de su carismático
cantante Joey Tempest con Not supposed to sing the blues, y un sonido ligado al hard
rock, con reminiscencias de bandas clásicas como Deep Purple y el primer Whitesnake, para
enseguida ponerse al publico en el bolsillo con el primer hit de la época
dorada: Superstitious
Si bien la banda suena compacta y los cinco músicos se
mantienen en buena forma (a pesar de sus más de 30 años de trayectoria, los
suecos comenzaron sus carreras muy jóvenes), el integrante fundamental sobre el cual
descansa el sonido de Europe es el virtuoso guitarrista John Norum, responsable
de llevar a la banda por diferentes estilos, como el power metal de Scream of
anger (gema de su segundo disco Wings of tomorrow de 1984) al rock progresivo de Girl
from Lebanon o al hard melódico de Let
the good times rock, siempre apuntalado por el versátil tecladista Mic Michaeli
y la sólida base conformada por el baterista Ian Haugland y el bajista John Levén
Sorprendidos por el fervor de la audiencia, (Tempest diría
“No se que es lo que están cantando, pero me imagino que debe ser algo bueno) la banda aprovechó para seguir presentando temas de Bag of bones y del anterior trabajo Last look at Eden, mechados con clásicos infaltables en el repertorio del grupo, como la coreadísima balada Carrie y Rock the night, la cual marcaría el
cierre antes de la despedida final tras los bises con Last look at Eden y el tema
esperado por los 1500 fans que se acercaron a El Teatro: The final countdown.
Balance positivo para una banda que, volviendo a sus raíces, intenta no seguir ligada a sus glorias del pasado
@aledocarmo
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